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viernes, 19 de diciembre de 2014
jueves, 18 de diciembre de 2014
A propósito del 25 de noviembre. Hombres que odian a las mujeres. Eulàlia Lledó Cunill Doctora en Filología Románica
Desde el primer momento algo me chirrió en la traducción del título del primer libro de la serie Millennium del malogrado Stieg Larsson; después de leerlo, es incomprensible. Se tradujo a más de una y de tres lenguas con una perífrasis: Los hombres que no amaban a las mujeres (2008). Si se tiene en cuenta que en sueco se titula Män som hatar kvinnor, no se entiende que no se optase por una traducción más precisa, literal y sin la necesidad de un «no», es decir, Los hombres que odian a las mujeres.
Como si este título fuera demasiado duro e indigerible para los
hombres, como si no hubiera ninguno que las odiase. No es por casualidad
que existen palabras como «misoginia» o «feminicidio».
O
se entiende demasiado bien. Es una sencilla manifestación, un síntoma,
de la extrema sensibilidad hacia los hombres y respecto a los derechos
masculinos. Hasta el punto de que es dificilísimo que maltratadores
probados, confesos y condenados no pierdan el derecho a
ver hijas e hijos, aunque sea eminentemente injusto y torturador para
las criaturas. El último caso es el de un padre que asesina a sus dos
hijas; se le denegaron a la madre las medidas de protección que solicitó.
Prevalece
el derecho del padre, aunque hayan sido víctimas y testigos de la
violencia paterna, a pesar de que les haya afectado directamente; se
obliga a las mujeres a llevar a las criaturas al punto de encuentro, a
cruzarse con quien las ha aterrorizado. Poquísimos hombres, poquísimos
delincuentes, pierden este derecho.
Por uno de esos sarcasmos que tiene la vida, el papa Francisco intervino en el Parlamento Europeo justamente un 25 de noviembre. Aplaudido y celebrado como un héroe incluso por un sector la izquierda. Así, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que estaba «en desacuerdo con algunas cosas» -eufemismo digno de Mariano Rajoy, a ver si acabará hablando como la casta-, ni siquiera en desacuerdo en «muchas cosas», como si divergieran en detalles sin importancia: lo que para nosotras debería estar en el centro del centro del círculo, para Iglesias parece ser pura periferia. También afirmó que «Este Papa es útil para la gente de abajo».
Por uno de esos sarcasmos que tiene la vida, el papa Francisco intervino en el Parlamento Europeo justamente un 25 de noviembre. Aplaudido y celebrado como un héroe incluso por un sector la izquierda. Así, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que estaba «en desacuerdo con algunas cosas» -eufemismo digno de Mariano Rajoy, a ver si acabará hablando como la casta-, ni siquiera en desacuerdo en «muchas cosas», como si divergieran en detalles sin importancia: lo que para nosotras debería estar en el centro del centro del círculo, para Iglesias parece ser pura periferia. También afirmó que «Este Papa es útil para la gente de abajo».
En
vez de «gente de abajo», puesto que parece que al Papa las mujeres le
importan un bledo -cuando habla del aborto, incluso parece que las
odia-, podría haber usado directamente el masculino, como hizo Gabilondo
con mucha más propiedad en el ditirambo que le dedicó en su matutina
prédica en la cadena SER la mañana del 26 de noviembre cuando decía que el papa se afanaba por la «dignidad del hombre».
La
Historia se repite, hasta ahora Podemos no ha puesto en el centro de
sus propuestas la política de las mujeres, sino que esta última es una
breve, y seguramente prescindible, nota a pie de página. Por suerte,
Teresa Rodríguez o Pablo Echenique, miembros también de la formación,
criticaron al papa; Rodríguez incluso abandonó la sala, cuando
Francisco, sin sombra de caridad, osó calificar de asesinas las
abortistas. Que esta violencia misógina fuera aplaudida en el hemiciclo
Europeo justamente el 25 de noviembre pone los pelos de punta.
La
Iglesia Católica, en una violenta maniobra asfixiante y exenta de toda
compasión, también está en contra de los anticonceptivos. O casi. Las
únicas víctimas a quien autoriza tomarlos son monjas. No siempre por
miedo a la violación enemiga en zonas de conflicto (y las que no son
monjas, que apechuguen: ni anticonceptivos, ni gota de piedad), sino
para prevenir que los curas y misioneros que las violan sistemáticamente
hayan de abordar una posible paternidad; para borrar la prueba del
delito. Especialmente en África, misioneros y curas, para esquivar el
peligro del SIDA y otras enfermedades, en vez de violar autóctonas, violan monjas que dependen jerárquicamente de ellos (ya
se sabe la gran estima que tiene la Iglesia Católica por la sumisión
siempre que las sometidas sean las mujeres). Como mínimo ha pasado en
veintitrés países, y hay comunidades de monjas donde todas fueron
violadas y embarazadas.
Por
cierto, ¿cuántas noticias relacionadas con estos casos han leído? ¿Eran
conscientes de estos crímenes, de este tipo de machismo, de esta forma
de violencia contra las mujeres? Ahora que parece que la Iglesia
Católica ha empezado por fin a emprender actuaciones contra los
violadores de hombres, en vez de perder el tiempo intentando restringir
cada vez más el derecho al propio cuerpo de las mujeres, su santidad
tiene una oportunidad de oro de mostrar que ahora va en serio y actuar
con el máximo rigor contra los violadores de mujeres. Amén. Entonces
podrán decir que están por los derechos humanos, a favor de la dignidad
de los seres humanos.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
¿Monotemáticas? No, ¿Reivindicativas? Si
"El machismo se camufla cada vez más y utiliza nuevas formas convirtiéndose en demasiados casos en neomachismo"
El pasado viernes en una reunión
de amigas feministas en Madrid mientras charlábamos animadamente sobre
los feminismos, los retos que estos tienen y cómo lo veíamos cada una de
nosotras, surgió la pregunta sobre si nuestros discursos son
monotemáticos y por tanto pueden ser pesados y perder fuerza para
quienes nos escuchan. Las respuestas fueron más o menos las mismas por
parte de todas las presentes. No, no somos monotemáticas porque las
soluciones a las desigualdades que sufrimos las mujeres no se han
resuelto, ni mucho menos.
El
machismo se camufla cada vez más y utiliza nuevas formas convirtiéndose
en demasiados casos en neomachismo. Y este, el neomachismo, parte de
posiciones próximas al feminismo en cuestiones sólo aparentes para
renovar sus formas de mantener privilegios que son la base de las
desigualdades.
Cuando
escuchamos de un hombre la manida frase "No, yo no soy machista,
pero..." estamos ante un neomachista, puesto que suelen continuar la
frase con un "porque ayudo a mi mujer con las tareas de la casa, saco de
paseo a los niños para que no la mareen mientras limpia la casa, o
prepara la comida, etc." y cuando le explicas que no se trata de
"ayudar" sino de COMPARTIR, es cuando saltan y te dicen aquello de "es
que sois unas pesadas con esos temas, siempre estáis igual. Si ya tenéis
más poder que los hombres. Ya estáis en todas partes. No entiendo qué
queréis ahora. Vuestro discurso de feministas radicales es aburrido." Y
así una larga retahíla de frases que podría acabar con la paciencia de
cualquiera. Pero no con la nuestra, con la de quienes tenemos compromiso
feminista.
Cuando
no se viven en propia piel las desigualdades y sólo se goza de
privilegios se tiende a culpar explícitamente a quien supone un peligro
para el mantenimiento de esos privilegios. Y por supuesto el feminismo
en sí mismo cuestiona el orden establecido, ya que el mismo establece
desigualdades claras y evidentes entre mujeres y hombres, por tanto
atenta contra el mantenimiento de ese esquema de valores que mantiene
privilegios para hombres y sometimiento para las mujeres. Y esto
obviamente no gusta al patriarcado.
El
permanente discurso criminalizador del feminismo por parte del
patriarcado no es nuevo. Las formas cambian pero la esencia permanece.
El patriarcado no va a renunciar al poder heredado gracias a los
privilegios que la historia les ha otorgado y va a intentar eliminar
cualquier peligro que suponga la renuncia a ese poder. Y el feminismo lo
es.
La
parte simbólica que se transmite a través de los potentes y eficaces
(para el patriarcado, claro) agentes socializadores está repleta de
mensajes segregadores y sexistas que a veces parecen incuestionables.
Pero no lo son. Y de nuevo al ser cuestionados por el feminismo aparecen
los discursos de antes sobre si somos cansinas o monotemáticas, etc.
Se
intenta desprestigiar al feminismo no sólo desde las filas masculinas
sino también por parte de muchas mujeres. No es raro escuchar de parte
de algunas aquello de "Es que yo no me siento ni creo estar discriminada
como vosotras afirmáis". Esta alianza de mujeres con el patriarcado es
una de las mejores bazas del machismo, puesto que no en vano
históricamente se nos ha asignado, junto con los cuidados la tarea de la
transmisión de los conocimientos y de los valores aprendidos y por eso a
veces también hemos de escuchar aquello tan manido de "sois las mujeres
quienes educáis en el machismo a los hombres, las que son machistas
sois vosotras". Hay que fastidiarse con el mensaje misógino y patriarcal
que rezuma esta frase!!!
Las
estructuras patriarcales han funcionado históricamente porque han sido
capaces de heteronormativizar las vidas de las personas en función de su
sexo de nacimiento. A los niños se les han inculcado una serie de
valores y a las niñas otros. Y, por supuesto con la complicidad total de
los agentes socializadores (familia, escuela, religiones, medios de
comunicación, etc.) que no sólo no cuestionan esta heteronormatividad
impuesta, sino que además la refuerzan incluso con algunos cambios para
hacer bueno aquello "cambiar algo para que nada cambie" y así mantener
las cosas como están y al varón como centro universal, como destinatario
de todo, incluso del lenguaje y también como protagonista casi absoluto
en los libros de historia y también en los de texto de nuestra gente
estudiante en todos los niveles.
En
este estado de cosas, desde casi siempre, ha habido gentes, sobre todo
mujeres, que nos hemos cuestionado ese modelo que se nos impone. Y, por
supuesto lo vamos combatiendo en la medida de lo posible de cada una e
incuso de cada uno, puesto que aunque mayoritariamente somos las mujeres
quienes alzamos la voz, cada día son más los compañeros de
complicidades y afinidades que se unen a los diferentes feminismos,
puesto que entienden que en un sistema segregador, perdemos todas las
personas, mientras que en un sistema más igualitario también somos todas
las personas las que salimos ganando.
Desde
esa perspectiva combativa, alzamos la voz cada vez que una mujer es
asesinada por ser mujer y denunciamos públicamente el terrorismo
machista. Y se hace una y mil veces, las que hagan falta para hacer
visibles los asesinatos del machismo. Denunciamos campañas de publicidad
sexistas en donde las mujeres son cosificadas con el objetivo de
aumentar ventas de productos que mantienen el sexismo. Iniciamos cuántas
campañas sean necesarias para que nuestra voz llegue a Parlamentos,
Ayuntamientos, etc. en la misma situación y proporción que la de los
hombres.
Denunciamos
presupuestos que no tienen en cuenta las necesidades de mujeres en
demasiados sentidos. Incidimos cada vez que podemos sobre las
desigualdades en el mundo laboral, tanto en el acceso como en los
salarios, como en las condiciones o el la tipología de contratos que se
realizan. O también analizamos los datos que se facilitan del desempleo y
vemos la situación de las mujeres. O nos movilizamos cuando quieren
devolvernos a las cavernas en materia de derecho a decidir sobre
nuestras maternidades y sobre nuestros propios cuerpos. Y así en un
sinfín de situaciones de desigualdad que parten incluso antes del
nacimiento de una criatura.
Esa
denuncia combativa permanente es por lo que nos llaman cansinas y
monotemáticas. Pues muy bien, para quien así piense, recordarle que sin
las reivindicaciones de nuestras antepasadas y referentes, por ejemplo
las Sufragistas, las mujeres seguiríamos posiblemente, sin derecho al
voto y que sólo desde las reivindicaciones cotidianas y continuas es
posible cambiar las cosas.
Somos
reivindicativas porque el patriarcado y todos sus aliados imponen
desigualdades y hay que denunciarlo. Somos combativas porque nos siguen
asesinando por ser mujeres y el patriarcado y sus estructuras de poder
miran hacia otro lado como se acaba de demostrar con los heridos y el
muerto por temas futboleros, siendo ya setenta las mujeres asesinadas
por el terrorismo machista. Alzamos la voz, porque en las escuelas, el
modelo impuesto es el de mantener las cosas como están y por tanto que
las niñas no puedan ocupar el patio de forma igualitaria ya que el
centro de este es ocupado por los niños que juegan al fútbol. Somos
críticas con las organizaciones de todo tipo porque cuando hablan de
intereses generales, en realidad lo que están afirmando es que esos
intereses son los masculinos y no los del conjunto de la sociedad, pese a
que las mujeres somos más de la mitad de la población. Seguimos
denunciando desigualdades porque siguen existiendo en todo el mundo y,
las mujeres y las niñas nos llevamos la peor parte siempre. Y mientras
todo esto siga ocurriendo seguiremos reivindicativas y combativas.
Antes
se secarán la boca quienes nos llaman cansinas o monotemáticas que
nosotras las feministas, solas o en grupos, las de antes, las
predecesoras, las de ahora o las que vienen detrás, cejemos en nuestro
empeño y alcemos nuestras voces en contra del patriarcado y de las
profundas desigualdades que todavía siguen existiendo y que seguimos
viviendo cada día. Porque mientras los derechos de una sola mujer o niña
sean vulnerados, seguiremos denunciándolo. Porque ser feminista es
precisamente eso luchar por una igualdad real entre mujeres y hombres.
Porque
ser feminista es, aparte de un orgullo, un compromiso para que la
sociedad y las estructuras, todas, cambien en aras de un presente y un
futuro mejor para hombres y mujeres. Porque con la igualdad ganamos
todas y todos.
Soy
y seré feminista y quienes son realmente personas monotemáticas y
pesadas son quienes defienden la desigualdad. Yo me tengo por
comprometida con un cambio para igualar derechos y oportunidades de
forma real entre mujeres y hombres. Y en ello ando. ¿Te apuntas?.
15 dic. 14. AmecoPress.
jueves, 11 de diciembre de 2014
Andereak-en adierazpena-Comunicado Andereak
Andereak elkarteko
partaideok irmoki gaitzesten dugu atzo Matienan erailda agertu ziren bi
emakumeen krimena, haietako baten senarraren esku, eta krimen beldurgarri honi
indarkeria matxista deritzogu.
Zenbait hedabideren arabera, Ertzaintzak omen dio, oraindik ezin
zaiola matxismo kalifikapen hori eman. Zer da orduan indarkeria matxista? Zelan
hil dezake senarrak bere emaztea indarkeria matxistak eraginda ez bada?
Matxismoak emakumeok objektutzat hartzen gaitu, aurretiaz gauza bihurtuz. Gauza
bat deuseztatzea ez da zaila baina afektibitate hariek lortzen duen pertsona
bat hiltzea ulertezina da, aurretiaz pertsona hori ezereztu arte umildu ez
bada.
Erakundeei eskatzen diegu erasotzaileak zuritzeari utzi eta hasi
daitezela gauza eta ekintza bakoitzari bere izena ematen. Arazo hau bere tokian
jar dezatela, ez baita matxismo setatsua besterik, egitura guztiak zein familia
eta gune sozial oro menperatzen dituen matxismoa, eta exigitzen dugu ekin
diezaiotela lanean gaitz negargarri hau guztiz amatatu arte.
70. hamarkadako feministekin bat eginda, orain ere zera
ohikatzen dugu: Pertsonala, politikoa da!. Ez gara lau hormaren artean
gertatzen diren arazo pribatuez ari. Arazo politiko batez ari gara, nahi ta
nahi ez irtenbide politikoak behar dituen arazo latz eta larri batez.
Azkenik gogoratu, ostegunero lez (gaur ere) indarkeria
matxistaren kontrako agerraldia egingo dugula 20:00etan Durangoko Andra
Marin. Era berean bat egiten dugu Mundu Martxako Emakumeek egin duten
deialdiarekin, Matienan izango da datorren ostiralean 19:00etan bertako
Kioskoan hasita. Gizartearen eraldaketa prozesuetan parte hartzen duzuen
sentsibilitatedun gizon eta emakume guztiok gurekin elkartzera gonbidatzen
zaituztegu
La asociación Andereak condenamos
contundentemente el doble asesinato de dos vecinas de Matiena a manos del
marido de una de ellas y cataloga este horrible crimen de violencia machista.
La Ertzaintza asegura que no se le
puede dar aún esta calificación, según algunos medios de comunicación. ¿Qué es
entonces violencia machista? ¿Cómo un marido puede matar a su mujer si no es
por violencia machista? El machismo reduce a las mujeres a la categoría de
objetos, cosificándolas previamente. Acabar con una cosa no es complicado.
Matar a una persona a la que te unen vínculos afectivos resulta imposible si
previamente no la has degradado hasta aniquilarla.
Reclamamos a las instituciones que dejen de justificar a los
agresores y empiecen a llamar a las cosas por su nombre. Que sitúen este
problema en su justa dimensión, que no es otra que el machismo recalcitrante
que domina todas las estructuras y espacios sociales y familiares, y exigimos
que se pongan manos a la obra para atajarlo.
Con las feministas de los años 70 del pasado siglo gritamos también
ahora: ¡Lo personal es político! No estamos hablando de cuestiones privadas que
afectan a quienes conviven entre cuatro paredes. Hablamos de un problema
político que reclama soluciones políticas.
Por último, recordamos que todos
los jueves (también hoy) protestamos contra la violencia machista a las 8 en
Andra Mari y nos adherimos a la manifestación de protesta que ha convocado la Marcha Mundial de
Mujeres en Matiena para el próximo viernes a las 19 horas con salida en la
plaza del Kiosko. Invitamos a acompañarnos a todas las mujeres y hombres
sensibilizad@s e implicad@s en procesos de transformación social.
@AndereakDurango
http://andereak.blogspot.com.es/
martes, 2 de diciembre de 2014
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