domingo, 27 de agosto de 2017

IRITZIA/OPINIÓN

Sexismorik gabeko soinua

  Marisa Barrena 27/08/2017

miércoles, 9 de agosto de 2017

ELKARRETARATZEA/CONCENTRACIÓN



Quinto ataque sexista en Durango en poco más de un mes, el jueves, día 10 a las 20:00, concentración en Andra Mari para que ninguna agresión quede sin respuesta

martes, 1 de agosto de 2017

IRITZIA/OPINIÓN



DIANA  LÓPEZ
PONTEVEDRA. 1 de agosto 2017

Escuchar la historia de Claudia pone los pelos de punta. Con 12 años fue engañada por un tipo de 22 que le compró su dulce preferido en plena calle. Después le prometió salvarla de la pobreza y de la madre maltratadora que la tenía aterrorizada. También le dijo que se casaría con ella. A los tres meses la convenció para ejercer la prostitución, y ella, como la niña que era, pensó que se trataba de un juego. Pero nunca pudo dejar de jugar. Atendía a 30 ó 40 clientes al día, fue pegada y denigrada, y tuvo que continuar ejerciendo incluso cuando con 15 años se quedó embarazada de su proxeneta. A los 16 un cliente la rescató. Ese cliente rescatador, ese príncipe azul, no debía estar allí: pagando para acostarse con una niña. 
La historia de Claudia sucedió en México, pero podría haber ocurrido en España. Amelia Tiganus (Rumanía, 1984) se convirtió en víctima de trata a los 17, cuando una persona le ofreció viajar a España para huir de la pobreza y labrarse un futuro. Ella aceptó. Amelia había sido violada en la infancia y encerrada en un manicomio con 15 años. La vendieron por 300 euros a un proxeneta y se pasó los siguientes años siendo prostituida en clubes de toda España. Durante mucho tiempo creyó que no valía para otra cosa. Hoy es una de las voces más respetadas en favor de la visibilización de la trata de mujeres y del negocio de la prostitución en España. 
Un 70% de todas las víctimas de trata de personas son mujeres y niñas, llegando al 90% si es con fines de explotación sexual
Hace un par de días se celebró el Día mundial contra la trata de seres humanos. El Informe mundial sobre la trata de personas de 2016 afirma que un 70% de todas las víctimas de trata son mujeres y niñas, pero el porcentaje se eleva al 90% si hablamos de trata de personas con fines de explotación sexual.
España es el segundo país de Europa en donde más clubes de alterne hay. Un paraíso para el ejercicio de la profesión más antigua del mundo y parada obligatoria de las mafias que trafican con mujeres. Se calcula que entre 300.000 y 400.000 mujeres ejercen la prostitución en España. El 10% del total, en Cataluña. Si nos fiamos de los últimos datos oficiales, ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, al menos un tercio de ellas estarían siendo víctimas de la trata. Aunque la crisis económica ha aumentado el número de prostitutas españolas, la mayor parte de ellas vienen de los países pobres. Rumanía, Nigeria, China, África subsahariana, Brasil, República Dominicana y Colombia son las nacionalidades predilectas.
El perfil del cliente está claro. Estudiante, albañil, empresario, funcionario, banquero, director del FMI o presidente de la República de Italia denunciado por prostituir a menores y ahora reconvertido en un animalista acérrimo. Es siempre un hombre. Según un informe elaborado por la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de la Igualdad de Oportunidades del Congreso de los Diputados, el 99,7% de los clientes son varones. Al menos dos de cada diez españoles reconocen haber pagado por sexo.
Según el último informe de la Universidad Pontificia de Comillas, al menos el 10% de los clientes detectaron la presencia de menores de edad entre las prostitutas pero no hicieron nada para denunciarlo. Muchos, pagan para acostarse con niñas.
No hay puta sin putero. Y por eso cada vez que un hombre dice “es puta porque quiere” se olvida de que en realidad es puta porque otro hombre, o él mismo, paga para violar a una mujer en situación de vulnerabilidad.
Cada vez que una mujer dice “prefiero ser puta que limpiar escaleras” olvida que la prostitución es la mayor arma de dominación, explotación y violencia de género del hombre hacia la mujer, con graves consecuencias físicas, psicológicas y sexuales. Frivolizar de esa manera con la prostitución es una falta de respeto a las miles de mujeres que ejercen obligadas por un secuestrador o por una situación de emergencia económica o marginación social. Que después de limpiar escaleras te acuestas con quien te da la gana. Olvidan que no todo vale, que mientras los hombres puedan pagar por acceder al cuerpo de las mujeres, la igualdad de género será imposible. Olvidan que los clientes no se escogen. Olvidan las palizas, la baja autoestima, las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados y el estigma social. Olvidan que cuando se cierra la puerta de la habitación eres una puta a solas con un putero. Entre 2010 y 2015 al menos 31 prostitutas fueron asesinadas en España. Nadie se acuerda de ellas en las estadísticas de los asesinatos machistas.
Olvidamos todos, a veces, que la prostitución es el retrato más socialmente aceptado del patriarcado y la barbarie capitalista. Que la prostitución es el segundo negocio ilegal que más dinero mueve del mundo, por encima del tráfico de armas y acercándose al de drogas, pero sin embargo, las putas no se hacen ricas. Que en todos los países del mundo las mujeres son más pobres que los hombres. Que ningún hombre se plantea la prostitución como una salida laboral. Que en nombre de la libertad cierta izquierda se empieza a alinear con los intereses de los proxenetas. Que la propaganda prosexo que pretende empoderarse a través de la prostitución, esconde un preocupante síndrome de Estocolmo. Que proteger a las prostitutas no es incompatible con desear el fin de la prostitución.
En palabras de Amelia: “Los puteros son los responsables de que el sufrimiento de las mujeres continúe cuando llegan a España. La solución pasa por cuestionar a nuestros maridos, nuestros amigos, nuestros hijos… a los hombres”.
Olvidan que Claudia y Amelia fueron putas “porque quisieron”. Y que en realidad, todas podemos serlo mientras ellos quieran.

INDARKERIA/VIOLENCIA

GRANADA"La única forma de acabar con la violencia es evitar su caldo de cultivo, el machismo"

 El director de la unidad de Igualdad de la UGR ha sido ponente para la elaboración del Pacto de Estado contra la violencia de género
 Dice que llega tarde, pero es optimista en su resultado

Seis meses de trabajo, 66 ponentes, entre ellos el experto en Igualdad Miguel Lorente, han dado lugar al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, un documento y un consenso que llega después de muchas muertes y de innumerables víctimas, mujeres y niños, que han quedado por el camino.
-¿Se va a conseguir algo con este Pacto de Estado? ¿Es bueno?
-Es bueno, sin lugar a dudas. Aun así, es importante contextualizar por qué estamos aquí. Yo creo que es un Pacto de Estado que llega tarde, por todo lo que ha pasado antes; que lo hace a la fuerza porque no surge de la reflexión política y la conciencia de que hay que hacer algo sino que es la presión social y el número de mujeres y niños asesinados el que obliga; y desenfocado porque mira a la parte más impactante del problema, que es la violencia especialmente por los homicidios, pero no mira la causa, que es el machismo. Yo propuse un pacto contra el machismo, no contra la violencia del machismo, la violencia de género, porque la única forma de acabar con la violencia es evitar la circunstancia que da lugar a ella. Intentar poner el freno cuando ya se ha producido esa situación es difícil. El asesino de género mata para defender su idea, sus valores, su posición como hombre.
-Se tendrían que haber incluido entonces más medidas preventivas y no sólo de tratamiento.
-Es un Pacto de Estado que cae en lo que son las leyes de víctimas, leyes asistenciales dirigidas al abordaje de la víctima. Y eso es necesario, no es incompatible, pero se debería haber trabajado mucho más la parte de concienciación y prevención no solo desde el punto de vista educativo sino desde la posición social.
-Las medidas preventivas que se incluyen son más propósitos de intenciones.
-El machismo está en todos los lugares. El mismo Congreso hace unas semanas era testigo cuando un portavoz del PP utilizó argumentos machistas para atacar a la portavoz del grupo que presentaba una moción de censura. Y no tiene ninguna consecuencia. Esa no consecuencia del machismo es la que permite que siga estando presente. Romper con eso y marcar líneas claras de que el machismo no se va a consentir como sociedad, es lo que nos hace falta. Y haber hecho un pacto contra el machismo significaría no solo que la sociedad está en contra de una de sus consecuencias, que es la violencia, sino frente a la propia construcción de la normalidad. Porque los asesinos de violencia de género, los 60 de media cada año, son asesinos que nacen de la normalidad, que la fuente de su violencia no es la criminalidad, no es la delincuencia organizada, no son mafias, son hombres normales y corrientes. Esa invisibilidad, esa normalidad del machismo es la que tenemos que cambiar.
-Y cómo se hace eso. ¿Cómo una sociedad deja de ser machista?
-Pues primero tomando conciencia. La sociedad es tan inconsciente que el hecho de que asesinen a 60 mujeres cada año y que maltraten a 600.000, según los datos de la macroencuesta y el Ministerio, es un problema grave. El homicidio sistemático de 60 mujeres en sus casas es un problema grave según el barómetro del CIS para el 1,7% de la población. Cuando asesinan a una persona al margen de lo habitual, la ciudad se paraliza, hay una reacción clara y adecuada para reivindicar medidas. Cuando matan a 60 mujeres no hay esa reacción social. Cuando al día siguiente se pide un minuto de silencio van 20 o 30 personas, la mayoría mujeres. La sociedad no está enfrentada de una manera decidida contra esa violencia. Todo eso es lo que tenemos que cambiar.
-En contra de lo que pudiera parecer las nuevas generaciones no destierran tampoco las actitudes machistas, incluso se incrementan amparándose por ejemplo en las redes sociales.
-El machismo es cultura y la cultura es identidad. Tú con tu machismo haces muchas cosas. La identidad, la forma de relacionarte, de entender qué es lo correcto, está impregnado por esa cultura. Y hay médicos que no mandan parte de lesiones de una mujer maltratada, o que le dicen a una paciente maltratada que está "mal follada" o en una fiesta antes incluso del pregón hay que hacer campaña contra las agresiones sexuales o se cosifica a las mujeres en la publicidad... cambiar esas referencias no es fácil porque es pasar de una cultura machista a una de igualdad.
-Entonces, a no ser machista también se enseña.
-Ese es el leitmotiv de nuestra unidad de igualdad. El machismo se puede cambiar porque lo que tienes que hacer es romper con esos elementos que te llevan a entender que lo que haces está bien. Te dicen, por ejemplo, "le han tocado el culo, no es para tanto". Esas minimizaciones hacen que se vaya superando la situación. Yo siempre digo que para no ser machista hay que dejar de ser machista. Mucha gente dice que no lo es, pero sí. No ha hecho nada para dejar de serlo. No ha usado el machismo hasta un extremo llamativo pero cuando tenga la necesidad de recurrir a ese espacio de poder, lo usará. Te han enseñado que eso como hombre es normal porque así no serás calzonazos. Uno de los términos que utiliza el machismo para referirse a los hombres que nos consideramos feministas, nos llaman "mangina", que es la contracción de man, hombre y gina, de vagina. Somos hombres vagina, una especie de calzonazos. Una forma de ridiculizar lo que para ellos es no ser hombres es considerarnos afeminados, mujeres... Ahí está la clave. El machismo se defiende. Por eso el pacto debería haber ido más por ahí. En el documento que yo tengo del pacto aparece una sola vez la palabra machismo y además para prevenir el machismo en las distintas fases de la educación, como si el machismo fuese una cosa sobrevenida.
-Volviendo al pacto, ¿qué medidas de las que propuso se incluyen?
-Propuse varias sueltas, que están casi todas, e insistí en la necesidad de realizar un cribado universal en salud que se ha incluido pero no con la idea de universal, que falta. Ese pacto de mínimos recoge muchas cosas para que no se nieguen pero no se podrán llevar a cabo si no se apuesta bien por ellas. Yo no creo que el cribado pueda ser opcional o ante situaciones de riesgo porque dejar espacio a la interpretación en la valoración siempre te lleva a favor del machismo porque nacemos de él como normalidad. La otra era más política de crear una Vicepresidencia de Igualdad para que estas medidas, amplias y diversas, como no haya un órgano con mando capaz de aplicarlas no se van a aplicar, porque ya lo he vivido. Y ahora tenemos las respuestas donde no están las mujeres y tenemos a las mujeres donde no hay respuestas. Las respuestas están muy enfocadas a la Justicia, a la denuncia y el 80% no denuncia. Y donde están el 100% de las mujeres, que es en salud, ya que la mujeres maltratadas van un 20% más al médico, no hay respuestas. Obligarlas a ir a la Justicia a través de un parte no funciona. Ahora le van a dar la condición de víctima fuera de la denuncia y eso da un margen de actuación.
-El texto busca la "máxima protección" de la mujer y los hijos pero ha habido incluso diferencias y dificultades a la hora de definir la propia violencia de género y la condición de víctima: si es sólo entre parejas o exparejas, si se amplía a la trata y matrimonios forzados, se pidió también incluir toda violencia hacia la mujer...
-El artículo 1 de la ley se tiene que modificar e incluir otras formas de violencia. En la ley de 2014 se recoge que la violencia de género es mucho más amplia pero para el ámbito de la ley se centró en la pareja. Se hizo así porque se buscaba vincular cultura con violencia. Era una forma de que la sociedad se parara y romper con estereotipos. En este tiempo hemos madurado y hay otras manifestaciones. La ley, el artículo 1 recogerá eso. Las enumerará. Hay que demostrar la motivación de género porque no todo lo que ocurra es violencia de género. Para el reconocimiento inmediato cuenta con dos elementos: motivación cultural histórica y que esa situación tenga una cierta frecuencia. Una agresión sexual, acoso, mutilación genital femenina, ...

ELKARRETARATZEA/CONCENTRACIÓN



PLATAFORMA FEMINISTA DE DURANGO





Concentración el jueves, día 3 a las 20.00, en Andra Mari de Durango. NINGUNA AGRESIÓN SIN RESPUESTA !!!

Emakume batek eraso sexista bat salatu zuen atzo Durangon

   GIZARTEA  DURANGO
Erasoa gaitzesteko Plataforma feministak elkarretaratzea deitu du eguenerako, 20:00etan, Andra Marian. 
Durangoko Udalak eta Berdintasun Kontseiluak, Durangon gertatu den eraso matxista honen aurrean, erantzun prozedura jarri dute martxan. Horrela, udalak babesa adierazteaz gainera, baliabide psikologiko, juridiko eta asistentziakoak emakumearen esku jarri ditu.

Tercera agresión machista en Durango en menos de un mes