martes, 1 de agosto de 2017

INDARKERIA/VIOLENCIA

GRANADA"La única forma de acabar con la violencia es evitar su caldo de cultivo, el machismo"

 El director de la unidad de Igualdad de la UGR ha sido ponente para la elaboración del Pacto de Estado contra la violencia de género
 Dice que llega tarde, pero es optimista en su resultado

Seis meses de trabajo, 66 ponentes, entre ellos el experto en Igualdad Miguel Lorente, han dado lugar al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, un documento y un consenso que llega después de muchas muertes y de innumerables víctimas, mujeres y niños, que han quedado por el camino.
-¿Se va a conseguir algo con este Pacto de Estado? ¿Es bueno?
-Es bueno, sin lugar a dudas. Aun así, es importante contextualizar por qué estamos aquí. Yo creo que es un Pacto de Estado que llega tarde, por todo lo que ha pasado antes; que lo hace a la fuerza porque no surge de la reflexión política y la conciencia de que hay que hacer algo sino que es la presión social y el número de mujeres y niños asesinados el que obliga; y desenfocado porque mira a la parte más impactante del problema, que es la violencia especialmente por los homicidios, pero no mira la causa, que es el machismo. Yo propuse un pacto contra el machismo, no contra la violencia del machismo, la violencia de género, porque la única forma de acabar con la violencia es evitar la circunstancia que da lugar a ella. Intentar poner el freno cuando ya se ha producido esa situación es difícil. El asesino de género mata para defender su idea, sus valores, su posición como hombre.
-Se tendrían que haber incluido entonces más medidas preventivas y no sólo de tratamiento.
-Es un Pacto de Estado que cae en lo que son las leyes de víctimas, leyes asistenciales dirigidas al abordaje de la víctima. Y eso es necesario, no es incompatible, pero se debería haber trabajado mucho más la parte de concienciación y prevención no solo desde el punto de vista educativo sino desde la posición social.
-Las medidas preventivas que se incluyen son más propósitos de intenciones.
-El machismo está en todos los lugares. El mismo Congreso hace unas semanas era testigo cuando un portavoz del PP utilizó argumentos machistas para atacar a la portavoz del grupo que presentaba una moción de censura. Y no tiene ninguna consecuencia. Esa no consecuencia del machismo es la que permite que siga estando presente. Romper con eso y marcar líneas claras de que el machismo no se va a consentir como sociedad, es lo que nos hace falta. Y haber hecho un pacto contra el machismo significaría no solo que la sociedad está en contra de una de sus consecuencias, que es la violencia, sino frente a la propia construcción de la normalidad. Porque los asesinos de violencia de género, los 60 de media cada año, son asesinos que nacen de la normalidad, que la fuente de su violencia no es la criminalidad, no es la delincuencia organizada, no son mafias, son hombres normales y corrientes. Esa invisibilidad, esa normalidad del machismo es la que tenemos que cambiar.
-Y cómo se hace eso. ¿Cómo una sociedad deja de ser machista?
-Pues primero tomando conciencia. La sociedad es tan inconsciente que el hecho de que asesinen a 60 mujeres cada año y que maltraten a 600.000, según los datos de la macroencuesta y el Ministerio, es un problema grave. El homicidio sistemático de 60 mujeres en sus casas es un problema grave según el barómetro del CIS para el 1,7% de la población. Cuando asesinan a una persona al margen de lo habitual, la ciudad se paraliza, hay una reacción clara y adecuada para reivindicar medidas. Cuando matan a 60 mujeres no hay esa reacción social. Cuando al día siguiente se pide un minuto de silencio van 20 o 30 personas, la mayoría mujeres. La sociedad no está enfrentada de una manera decidida contra esa violencia. Todo eso es lo que tenemos que cambiar.
-En contra de lo que pudiera parecer las nuevas generaciones no destierran tampoco las actitudes machistas, incluso se incrementan amparándose por ejemplo en las redes sociales.
-El machismo es cultura y la cultura es identidad. Tú con tu machismo haces muchas cosas. La identidad, la forma de relacionarte, de entender qué es lo correcto, está impregnado por esa cultura. Y hay médicos que no mandan parte de lesiones de una mujer maltratada, o que le dicen a una paciente maltratada que está "mal follada" o en una fiesta antes incluso del pregón hay que hacer campaña contra las agresiones sexuales o se cosifica a las mujeres en la publicidad... cambiar esas referencias no es fácil porque es pasar de una cultura machista a una de igualdad.
-Entonces, a no ser machista también se enseña.
-Ese es el leitmotiv de nuestra unidad de igualdad. El machismo se puede cambiar porque lo que tienes que hacer es romper con esos elementos que te llevan a entender que lo que haces está bien. Te dicen, por ejemplo, "le han tocado el culo, no es para tanto". Esas minimizaciones hacen que se vaya superando la situación. Yo siempre digo que para no ser machista hay que dejar de ser machista. Mucha gente dice que no lo es, pero sí. No ha hecho nada para dejar de serlo. No ha usado el machismo hasta un extremo llamativo pero cuando tenga la necesidad de recurrir a ese espacio de poder, lo usará. Te han enseñado que eso como hombre es normal porque así no serás calzonazos. Uno de los términos que utiliza el machismo para referirse a los hombres que nos consideramos feministas, nos llaman "mangina", que es la contracción de man, hombre y gina, de vagina. Somos hombres vagina, una especie de calzonazos. Una forma de ridiculizar lo que para ellos es no ser hombres es considerarnos afeminados, mujeres... Ahí está la clave. El machismo se defiende. Por eso el pacto debería haber ido más por ahí. En el documento que yo tengo del pacto aparece una sola vez la palabra machismo y además para prevenir el machismo en las distintas fases de la educación, como si el machismo fuese una cosa sobrevenida.
-Volviendo al pacto, ¿qué medidas de las que propuso se incluyen?
-Propuse varias sueltas, que están casi todas, e insistí en la necesidad de realizar un cribado universal en salud que se ha incluido pero no con la idea de universal, que falta. Ese pacto de mínimos recoge muchas cosas para que no se nieguen pero no se podrán llevar a cabo si no se apuesta bien por ellas. Yo no creo que el cribado pueda ser opcional o ante situaciones de riesgo porque dejar espacio a la interpretación en la valoración siempre te lleva a favor del machismo porque nacemos de él como normalidad. La otra era más política de crear una Vicepresidencia de Igualdad para que estas medidas, amplias y diversas, como no haya un órgano con mando capaz de aplicarlas no se van a aplicar, porque ya lo he vivido. Y ahora tenemos las respuestas donde no están las mujeres y tenemos a las mujeres donde no hay respuestas. Las respuestas están muy enfocadas a la Justicia, a la denuncia y el 80% no denuncia. Y donde están el 100% de las mujeres, que es en salud, ya que la mujeres maltratadas van un 20% más al médico, no hay respuestas. Obligarlas a ir a la Justicia a través de un parte no funciona. Ahora le van a dar la condición de víctima fuera de la denuncia y eso da un margen de actuación.
-El texto busca la "máxima protección" de la mujer y los hijos pero ha habido incluso diferencias y dificultades a la hora de definir la propia violencia de género y la condición de víctima: si es sólo entre parejas o exparejas, si se amplía a la trata y matrimonios forzados, se pidió también incluir toda violencia hacia la mujer...
-El artículo 1 de la ley se tiene que modificar e incluir otras formas de violencia. En la ley de 2014 se recoge que la violencia de género es mucho más amplia pero para el ámbito de la ley se centró en la pareja. Se hizo así porque se buscaba vincular cultura con violencia. Era una forma de que la sociedad se parara y romper con estereotipos. En este tiempo hemos madurado y hay otras manifestaciones. La ley, el artículo 1 recogerá eso. Las enumerará. Hay que demostrar la motivación de género porque no todo lo que ocurra es violencia de género. Para el reconocimiento inmediato cuenta con dos elementos: motivación cultural histórica y que esa situación tenga una cierta frecuencia. Una agresión sexual, acoso, mutilación genital femenina, ...

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