"Estos
hombres necios y engreídos cuestionan el feminismo y su existencia por
denunciar abiertamente el patriarcado más rancio que ellos representan y
defender a las mujeres víctimas de esa misoginia feroz que se esconde
detrás de sus ritos y predicamentos"
Opinión, Movimiento feminista, Violencia de género, Valencia, Jueves 14 de enero de 2016, por Teresa Mollá Castells
Ontinyent
– Valencia, 14 ene. 16. AmecoPress.- Tomaré de la canción de Rocío
Jurado el nombre de este artículo, puesto que la diferencia entre lo que
dice la canción y lo que hacen estos hombres de faldas largas y negras
es mínima.
Al
parecer algunos sectores de la sociedad parecen inmunes a los avances
pequeños o grandes que en ella se producen. Y este es el caso de hoy.
Quiero
reivindicar la memoria de lo ocurrido el pasado 7 de noviembre en
Madrid en donde casi medio millón de personas nos manifestamos para
exigir medidas que frenaran las violencias machistas de todo tipo y que
este tipo de violencias se tomaran dentro de un pacto de estado que
implicara a todos los partidos y, al menos yo que estuve allí, no vi a
ninguno de estos señores secundando la manifestación.
Sin
embargo no tienen ningún escrúpulo en aparecer en los medios de
comunicación dando sus opiniones al respecto para, evidentemente, volver
a culpabilizar a las mujeres como víctimas de su propia situación y,
por supuesto, intentar justificar y exculpar a sus verdugos, los
maltratadores.
Si
tenemos en cuenta que las confesiones religiosas, todas y cada una en
su entorno, son, al igual que la escuela y las familias potentes
elementos socializadores, podremos entender el alcance del tipo de
declaraciones como las hechas recientemente por el arzobispo de Toledo y
su homólogo el arzobispo de Albacete.
Estos
hombres de faldas largas y negras predican para las mujeres desde los
púlpitos y desde los confesionarios la paciencia y resignación
cristianas dentro del matrimonio. Predican la subsidiariedad y la no
igualdad entre mujeres y hombres. Predican desde las Sagradas
Escrituras, la violencia física contra las mujeres. Predican un amor
romántico que conlleva espera eterna de un cambio del varón y la
sumisión y aguante de todas las situaciones por parte de las mujeres por
"bien de los hijos".
Estos
hombres mezquinos que no entienden de libertades personales pretenden
darnos lecciones de cómo vivir nuestras vidas con sus razones morales
sote temas tan íntimos como nuestras relaciones de pareja, cuando ellos
precisamente deberían abstenerse de esos temas por su teórico
desconocimiento, por su teórica castidad.
Esos
hombres cobardes ante situaciones vitales y que se aferran a sus ritos
nos quieren dar lecciones morales sobre nuestras maternidades o
decisiones de no serlo, cuando siempre anteponen los derechos de los
embriones a los de las mujeres.
Estos
hombres necios y engreídos cuestionan el feminismo y su existencia por
denunciar abiertamente el patriarcado más rancio que ellos representan y
defender a las mujeres víctimas de esa misoginia feroz que se esconde
detrás de sus ritos y predicamentos. Y por cierto como no se atreven a
llamar a las cosas por su nombre al feminismo lo llaman "teoría del
género" y la culpabilizan de todos los males sociales, como fracasos
escolares, alto número de divorcios, paro masculino, etc.
Esos
hombres que nos expulsan de sus espacios y sus ritos al parecer también
pretenden volver a expulsarnos de los espacios públicos para volvernos a
recluir en los espacios domésticos para que sigamos realizando las
tareas de reproducción y cuidados que su modelo de familia contempla.
Todos
estos temas, así como su forma de relacionarse con el mundo reproduce
un tipo de violencia de género. Es la llamada violencia de género
estructural y es la que pretende naturalizar estas situaciones y
llevarlas al plano de lo normal para que se asuman con facilidad por
parte de la población en general. De ese modo las sociedades asumen las
estructuras de poder que incluyen miedos y culpas como elementos de
dominación sin demasiados problemas y quienes ostentan el poder siguen
haciéndolo de manera mucho más cómoda.
Pues
como vemos en los predicamentos de estos hombres de faldas largas y
negras no falta ninguno de los ingredientes de la que componen la
violencia de género estructural. Contienen el factor de que es dirigida
contra las mujeres, que pretende su dominación como grupo al que
considera inferior y para ello utiliza el miedo o los miedos y sobre
todo la culpa para evitar que pueda escapar a su control.
Estas
dos potentes armas como lo son el miedo y la culpa las refuerza con el
instrumento que consideran primordial: la palabra y mandato divino en
forma de sagradas escrituras que han de guiar las vidas de las personas a
través de sus sacerdocios que les otorgan privilegios (sólo a los
varones) que nos son vetados al resto de las personas, sobretodo y como
hemos visto a las mujeres.
Por
tanto, ¿Qué credibilidad pueden merecernos estos hombres que practican
violencia de género estructural contra nosotras cuando por sus bocas no
salen más que patrañas destinadas a mantener un estado de las cosas y un
orden establecido opresor y asfixiante para las mujeres? Al menos para
mí, ninguna credibilidad por supuesto.
Y
tal como dice al final la canción de Rocío Jurado: "Ese hombre que tú
ves ahí, que parece tan seguro de pisar bien por el mundo, sólo sabe
hacer sufrir", si lo comparamos con los hombres de faldas largas y
negras, comprobaremos como en demasiadas ocasiones ocurre lo mismo: que
sólo saben hacer sufrir a las mujeres con sus seguridades en unas
creencias que pueden llegar a producir tanto dolor y perjuicio a lo
largo de nuestras vidas de mujeres.
A
esos hombres de faldas largas y negras hay que mantenerlos fuera de
nuestras vidas. Rechazar sus palabras que sólo provocan dolor y culpa
por no seguir sus mandatos.
No
les quiero en mi vida. Como mujer les considero unos maltratadores
sistemáticos de todas las mujeres. Representan un orden establecido
androcéntrico, patriarcal, misógino, desigual, clasista, etc. al que
combato y rechazo profundamente.
Desde
mi rechazo más absoluto a sus posiciones, condeno todas y cada una de
sus palabras y les acuso de ejercer violencia de género estructural
contra las mujeres con el objetivo de mantener un sistema de privilegios
para ellos y sometimiento para nosotras.
Y para ello sólo hace falta echar un vistazo a la Biblia para ver qué posición ocupamos las mujeres.
14 ene. 16. AmecoPress.
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