La abogada feminista Charo Carracedo, portavoz de la Plataforma estatal por la Abolición de la Prostitución (PAP), tiene claro que ser feminista implica ser abolicionista de la prostitución, esa forma extrema de violencia contra las mujeres que las leyes todavía no reconocen como tal.
Carracedo y el más de medio centenar de organizaciones feministas que conforman la PAP entienden que la prostitución tiene que desaparecer, no sólo porque quebranta los derechos humanos de las mujeres explotadas sexualmente, y degrada a todas las mujeres, sino porque su existencia impide la igualdad entre mujeres y hombres.
Creen también que la abolición requiere medidas transversales por parte de los Gobiernos y por ello han elaborado una ley que recoge todo tipo de derechos y recursos para las mujeres en prostitución y penaliza a los responsables de los daños que sufren estas mujeres, los consumidores de sus cuerpos previo pago, conocidos popularmente como puteros. También penaliza el proxenetismo.
La LOASP, Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional, de la que Carracedo es una de sus redactoras, plasma todo un catálogo de derechos para las mujeres en prostitución. Y para explicarla y presentarla, animar a defenderla y exigirla, ofrecerá un ciclo de charlas en la comunidad autónoma los próximos 2 de mayo, en Gasteiz (19 h, Emakumeen Etxea); 3 en Bilbao (19 h, La Bolsa) y 4 en Durango (19 h, Andragunea). Con ese mismo propósito, se ha convocado una gran manifestación en Madrid para el día 28 de mayo bajo el lema ‘Por los derechos de las mujeres, ¡Ley abolicionista ya¡’ Las conferencias han sido organizadas por la plataforma abolicionista vasca EHFAK, adherida a la plataforma estatal.
-Eres una de las personas más veteranas en la militancia por la abolición. ¿Cuál ha sido tu trayectoria?
-Empecé en lucha por abolición en 1994, cuando se debatía el Código Penal de 1995, que hacía un tratamiento nuevo de los delitos relativos a la prostitución. Esa reforma representaba la derogación de toda la legislación abolicionista de la que España era parte, al haber suscrito todos los convenios internacionales desde 1910 y, como vaticinamos, iba a dar un espaldarazo al desarrollo de la llamada industria del sexo.
En 2002 constituimos la plataforma, porque nos dimos cuenta de que necesitábamos amplificar nuestra acción política y trabajar en red, y ahí comenzó la PAP. Lo hizo con una campaña que finalizó en 2003 con la publicación de un anuncio pagado en prensa, que contenía un manifiesto político por la abolición de la prostitución, en el que establecíamos cuáles eran las líneas que reivindicábamos desde el feminismo de cara a la prostitución.
“La prostitución es una institución fundacional del patriarcado y la trata es la forma de abastecer el mercado”
-¿Cómo ha evolucionado la conciencia abolicionista desde entonces y qué ha propiciado esta evolución?
-Como todos los cambios sociales, no ha sido rápido, pero creo que desde la PAP hemos hecho un muy buen trabajo. Nuestro objetivo prioritario era introducir en la agenda feminista del Estado español el debate sobre la explotación de las mujeres para uso sexual por precio por parte de los hombres. Conseguimos un proceso de ruptura conceptual entre trata y prostitución, haciendo entender que la prostitución es una institución fundacional del patriarcado y que la trata sólo es la forma en que se abastece el mercado, que cada vez tiene más necesidad de cuerpos de mujeres, porque la demanda se amplifica a medida que el proxenetismo se desarrolla como actividad económica dentro de la economía formal e informal. Hemos conseguido tener atención en los medios de comunicación y que la perspectiva del debate no se focalice sólo en unas de las posiciones, algo que era habitual cuando empezamos.
El foco, en los puteros
-Posiciones favorables a la existencia de la prostitución.
-Sí. Todas las preguntas e intervenciones en los medios de comunicación entonces llevaban implícita una aceptación social del hecho de la prostitución. La premisa siempre era: la prostitución es el trabajo más antiguo del mundo. Eso supone aceptarla como hecho natural invariable. Creo que hemos añadido una perspectiva diferente, cada vez más mayoritaria, y a la que ayudó un acontecimiento importante, que es que Suecia aprobara en 1999 la ley que penaliza la compra de servicios sexuales. Es un nuevo enfoque, que focaliza los daños que sufren las mujeres en prostitución en los autores, y esos autores son los hombres que acuden al mercado prostitucional. Este cambio de perspectiva desplaza el centro de atención de una ficticia preocupación por los derechos de las mujeres a una importante reflexión sobre cómo es posible que el siglo XXI vivamos en una sociedad que tolera y consiente que los hombres se puedan sentir legitimados para defecar y orinar sobre mujeres o penetrarlas por precio. Esa es una práctica de poder y desigualdad inaceptable en un proyecto de sociedad igualitaria entre hombres y mujeres.
Por supuesto, hemos conseguido también que haya una academia feminista que ha incorporado cada vez más la investigación, la crítica y el examen de la institución patriarcal de la prostitución, y es evidente por el número de publicaciones escritos e investigación que ha ido proporcionando. Además, creo que en general hay una consideración o un aspecto más crítico de la naturalización de esta práctica de poder y desigualdad.
-La PAP ha convocado una gran manifestación para el día 28 en Madrid con el objetivo de impulsar la tramitación y aprobación de la LOASP. ¿Hay alguna circunstancia que haga propicia una movilización en este preciso momento?
-Las formas en las que el movimiento feminista trabaja políticamente a favor de sus reivindicaciones son variadas: elaborar teoría y crítica feminista, intentar condicionar a quienes desempeñan responsabilidades políticas… Pero hay ocasiones en las que se necesita evidenciar hasta qué punto una reivindicación es ya inaplazable. Estamos cerca de completar el primer cuarto del siglo XXI y vivimos en una sociedad que sigue permitiendo que estas prácticas abusivas, dañinas, que niegan los derechos humanos de las mujeres y las niñas, se sigan desarrollando por medio de una actividad económica basada en la explotación sexual de nuestros cuerpos.
Cuando concluimos la redacción de la ley en noviembre de 2020, si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos convocado la manifestación. Creo que el gobierno de coalición es tan sordo que no se han enterado de que el feminismo es uno de los motores transformadores de la sociedad más importantes del siglo XX y XXI, y de que no pueden ser desatendidas las reivindicaciones legitimas de las mujeres. Es hora de que perciban lo muy indignadas que estamos con su tibieza política y su falta de compromiso con la igualdad.
“Estamos indignadas de llevar 20 años demandando un giro y un compromiso en las políticas sociales sin ser escuchadas”
“Traición importante”
-Además, la PAP ha criticado que tampoco han tomado en consideración la LOASP. ¿Cuál ha sido su recorrido entre los partidos políticos?
-Formulamos la petición al presidente del Gobierno en primer término, porque entendemos que la política para desmantelar el sistema prostitucional requiere una política transversal en la que estén implicados numerosos ministerios. No se trata de una política sectorial. La abolición de la prostitución tienen que atravesar todas las políticas públicas, las de justicia, las sociales, las culturales… Todo. Sánchez no nos recibió y, no es que estemos molestas por ello. Lo que estamos es indignadas de llevar 20 años demandando un giro y un compromiso en las políticas sociales sin ser escuchadas. El gobierno de Sánchez hace titulares, pero no cambios políticos. Y Unidas ha hecho un pacto con Podemos en el que se desdice de los compromisos que firmó a finales de los 2000 cuando se declaró abolicionista y no ha tenido empacho en hacerlo. El PCE, en el 17º Congreso, se comprometió e hizo una declaración abolicionista. También lo hizo posteriormente IU, pero en su pacto electoral como Unidas ha abandonado este compromiso. Es una traición importante.
Quiero recordar que la situación en la que estamos en este momento tiene que ver con un gobierno socialista. La reforma del Código Penal fue impulsada por un gobierno de González, con Belloch como ministro de Justicia, y contó con el apoyo, tanto de Nueva Izquierda, de Diego López Garrido, como de otros parlamentarios de Izquierda Unida. La traición, como pasó en Alemania, ha venido de la mano de los progresistas o de la izquierda que en un momento determinado se impregnó del pensamiento neoliberal.
-Habéis mantenido una reunión con la ministra de Igualdad.
– El 6 de marzo 2020 solicitamos la entrevista al presidente del gobierno y nos remitió al Ministerio de Igualdad, y luego vino la pandemia. En noviembre de 2020 decidimos presentar públicamente la ley. Lo hicimos online, porque estábamos encerradas en casa. Posteriormente volvimos a pedir una entrevista con Sánchez para debatir con él su contenido y tampoco nos recibió, y nos remitió de nuevo al Ministerio de Igualdad.
Recibimos una llamada y nos reunimos con Irene Montero. Le enviamos el texto de la ley y hablamos sobre su contenido. Nos vino a decir que estaban de acuerdo con penalizar el proxenetismo y les dijimos que no se trataba sólo de una reforma del Código Penal, sino que la ley tenía un recorrido más amplio y con mayor eficacia en la sociedad, porque requiere políticas transversales de formación a operadores jurídicos, y de muchos cambios legislativos que integren en nuestro sistema legal la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres.
La ministra quedó en volvernos a convocar a reuniones de trabajo. Pero es obvio que no tenía más intención que hacerse la foto, porque no expresó en términos reales el interés y no volvimos a tener noticias suyas. Con posterioridad, nos hemos dirigido a las secretarías generales de los tres partidos que conforman el Gobierno: PSOE, Unidas y Podemos para volverles a expresar nuestro interés en debatir la abolición del sistema prostitucional y ni nos han respondido.
Por otra parte, hemos visto por los titulares de prensa la forma tan manida en la que tratan de desdibujar cuál es el planteamiento del movimiento feminista. Pueden elaborar una ley de trata, si les parece, pero la forma eficaz de tratar la explotación sexual de las mujeres es abordando el fenómeno de la compra de ‘servicios sexuales’. El 99,9% de quienes lo practican son varones y el 99 o 98% de explotadas sexualmente son mujeres y niñas o menores, y existe una actividad económica y está en manos de terceros, que son proxenetas. No basta con atender, como pretenden, a una de las formas en que se alimenta este mercado, la trata.
-La ley quiere proteger y empoderar a las víctimas y poner la atención en los puteros e implicar a las instituciones y a la sociedad para atajar esta forma extrema de violencia machista. Las normas suelen limitar sus efectos por falta de desarrollo. ¿Por qué es importante que se apruebe la LOASP?
-Porque marcaría criterios esenciales para el desmantelamiento del sistema prostitucional. Nosotras sabemos que los grandes mecanismos para someter socialmente a los grupos desfavorecidos persisten durante tiempo. No se desmonta ni la esclavitud, ni ninguna de las atrocidades sociales que han recorrido la historia de la noche a la mañana, pero las normas son instrumentos fundamentales para el desarrollo de las políticas públicas, porque contienen un mandato político y un mandato legal.
Si establecemos que las mujeres en situación de prostitución tienen derecho a la reparación integral, articulamos un mecanismo para que eso pueda ser demandado. Las leyes definen los derechos de las personas y, sin definición, no es posible acudir a la tutela efectiva. La LOASP contiene mandatos presupuestarios, de formación al funcionariado de la justicia y de la asistencia social, y contiene mandatos educativos. Tú no puedes tener una actividad proxeneta basada en el lucro explotando a mujeres y viene otro mandato: tú varón, demandante de prostitución, eres un delincuente y, si te pillo, te enjuicio y te sanciono. Eso es un mandato y es una ley que educa. Las leyes educan. Que los ciudadanos sepan y entiendan -y si no lo entienden tendrán una sanción- que existen limitaciones al ejercicio de los derechos y que esos derechos derivan del respeto a los derechos de otras personas.
“El sistema prostitucional nos violenta a todas porque requiere una imagen devaluada de las mujeres”
El feminismo, proyecto de justicia
-¿El sistema prostitucional nos violenta a todas las mujeres y no sólo a las que están siendo abusadas y explotadas sexualmente?
-En términos absolutos, cualquier manifestación de la violencia contra las mujeres afecta al conjunto de las mujeres, lo mismo que la desigualdad. No es suficiente con que existan sectores de mujeres que puedan tener una posición menos desigual, porque hay expresiones de desigualdad grosera. Cuando un hombre va al mercado prostitucional, necesariamente tiene que tener una imagen devaluada de las mujeres para convertirlas en objeto y mercancía. Convertir a una mujer en un orificio que tú penetras requiere tener una representación, como digo, devaluada de las mujeres porque, si no, no podrías hacerlo, y eso no sólo afecta a la mujer a la que acceden por precio, sino al conjunto de las mujeres. Tienen una representación sobre nosotras subordinada en el grupo social. Es como la tenencia de esclavos que requería como presupuesto que hubiera un grupo de personas que representara un poder por encima para objetualizar a otro ser humano. En la prostitución, ocurre esto mismo.
¿Que dirías para animar a acudir a la manifestación del día 28 de mayo?
-Somos el motor del cambio. El feminismo es el motor de los mayores cambios que se están produciendo este siglo y el último cuarto del siglo pasado. También ha habido otros momentos, pero estos 40 años han sido fundamentales. Que la capacidad transformadora del feminismo y el proyecto de sociedad política que representamos es un proyecto donde se integra el contenido de todos los derechos a las mujeres, que somos más del 50% de la población. Que nuestro proyecto es más humano, con mayores capacidades para desarrollar la paz, la seguridad y la justicia para todas las personas que habitamos el mundo. Es el mejor proyecto político al que se pueden sumar las mujeres porque están construyendo un mundo para nosotras y para las mujeres del futuro.
¿El feminismo es abolicionista o no es feminismo, como dicen algunas?
-Yo diría que somos abolicionistas porque somos feministas. Es decir, haría la inversión necesaria: si no eres abolicionista es que no eres feminista.
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