El machismo lo sufrimos todas y todos. El
machismo mata.
¿Sabes
cuántas de las mujeres que conoces:
amigas, compañeras de trabajo, hijas,
hermanas, madres o abuelas han sido o son
objeto de violencia machista? Es el mismo
porcentaje aproximado que en Europa y en
España.
Una de cada tres
mujeres en Europa y una de cada cinco en
España ha sufrido violencia
física o sexual. Sólo uno de
cada cuatro de estos casos se denuncia y las
tan cacareadas denuncias falsas
únicamente suponen un 0,018 de las
tramitadas.
Los casos de violencia
de género registrados en Euskadi entre
enero y octubre de 2014 se elevan a la
escalofriante cifra de 3.858. Son 101
más que en el mismo periodo del
año pasado, lo que evidencia que este
tipo de violencia no para de crecer y urge
reforzar las campañas de
prevención y sensibilización
institucionales que se llevan a cabo. Hagamos
un ejerció de simulación y
multipliquemos esa cifra por cuatro para
acercarnos a la cantidad real.
Tendríamos 15.432 casos de violencia
en Euskadi en lo que llevamos de año.
Estoy convencida de que, para
acabar con esa lacra, la solución pasa
por una mejor educación y por
empatizar con las victimas. El anterior
Gobierno vasco socialista implantó un
programa educativo y de
concienciación, en el que algunas
mujeres, todas ellas con el común
denominador de haber sufrido una larga
trayectoria de agresiones y vejaciones, tanto
físicas como psíquicas por parte
de sus parejas, acudían a las aulas de
colegios e institutos vascos para narrar su
testimonio a escolares de entre 14 y 18
años. Ello tras haber superado esa
trágica situación de violencia y
recibir una formación.
Lamentablemente este programa fue
eliminado hace más de un año,
lo mismo que la ventanilla única que
evitaba que estas mujeres tuvieran que
peregrinar de departamento en departamento
para buscar una salida a su situación.
Por otro lado, los diez
años de andadura de la, también
socialista, Ley Orgánica de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia
de Género han servido para desmontar
totalmente algún prejuicio de los
detractores de esta lucha, como eran las
llamadas “denuncias falsas”. Y
con todo y a pesar de la utilidad y del
reconocimiento internacional recibido por esta
ley, las mujeres continúan sufriendo
violencia de género y el
número de asesinatos, lejos de
disminuir, aumenta. Da la impresión
de que a muchos gobiernos no les importa,
porque miran hacia otro lado y recortan en
recursos.
Creo que se ha
retrocedido en este ámbito y que entre
todos y todas debemos denunciarlo y reclamar
medidas como la puesta en marcha de
programas educativos que erradiquen de
raíz esta lacra. Urge también
la puesta en marcha inmediata de un
órgano unificado, una ventanilla
única, que dé una respuesta
integral y eficiente a las mujeres
víctimas de la violencia sexista,
así como a sus hijas e hijos.
Necesitamos, asimismo, que se aplique la Ley
de Violencia de Género en toda su
dimensión.
También es imprescindible para
combatir los malos tratos una mayor
implicación de mujeres y hombres.
Todas y todos debemos luchar por una
sociedad más igualitaria. Una buena
práctica para incrementar nuestro
rechazo a la violencia machista es reflexionar
sobre qué podríamos hacer
cada vez que veas un bando pegado en tu
portal que nos advierta de una nueva
agresión.
Opciones hay muchas: acudir a la
siguiente concentración de repulsa (si
no hay más, Andereak suele celebrar
una todos los jueves, a las 20.00 horas, en el
pórtico de Andra Mari), difundir lo
ocurrido entre tus amistades o denunciar
cualquier comportamientos machista que
detectes, entre otras. Solo así
demostrarás que tú
también quieres erradicar la violencia
de género.
Pilar Ríos
www.durangon.com
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