Hay veces que leer se convierte en un ejercicio obsesivo. Hay veces que
escribiendo pasa lo mismo. Esto es lo que debió pasarle a la finesa Sofi
Oksanen con Purga, porque sólo con una obsesión voraz es posible
escribir una novela con tanta fuerza. Una novela que se ha traducido a
más de treinta idiomas y con la que su autora ha obtenido galardones
como el premio a la Mejor Europea del Año, el prestigioso premio francés
Femina de Literatura extranjera o el premio de Literatura del Consejo
Nórdico.
Purga son
dos historias, la de Zara, rusa de nacimiento, que huye del tráfico de
mujeres y de la prostitución. Y la de Aliide, una anciana estonia que
vivió en su juventud la guerra y tuvo que aprender a convivir bajo el
control soviético la mayor parte de su vida. Ellas se encuentran en el
pequeño jardín de la anciana para abrir una caja de pandora de recuerdos
y odio y rencor. Sobre todo rencor. Rencor pegado a la piel, rencor
hacia la mirada de los hombres que abusaron, rencor hacia la sonrisa de
la hermana casada con el único hombre al que Aliide amó, rencor por
vivir en un país que no es tu patria. Rencor, silencio y miedo.
Oksanen consigue dibujar a la perfección dos personajes que dicen y callan a partes iguales, para que el lector termine de colocar las piezas en este puzzle intenso y horrible. Porque es fácil imaginar el temblor de la piel pálida, translúcida, de Zara. Porque es fácil sentir el olor a cebolla que inunda la ropa y la casa de Aliide, uno de esos personajes que tienen tanta fuerza que es imposible olvidar, y un escalofrío recorre tu espalda cada vez que piensas en ella, para llegar al espacio de la memoria donde conviven los grandes personajes femeninos de la literatura, donde conviven Emma Bovary y Clara del Valle y Desideria Oliván. Porque es fácil odiarlas, a ambas, a Aliide y a Zara, por venderse, por vender su alma y vender su cuerpo. Y de repente sabes que no, que no puedes odiarlas. Más bien todo lo contrario, las comprendes y una compasión se apodera de ti. Y la admiración por la autora brilla, brilla como sólo puede brillar la admiración por alguien que ha escrito una novela con pulso firme.
Oksanen consigue dibujar a la perfección dos personajes que dicen y callan a partes iguales, para que el lector termine de colocar las piezas en este puzzle intenso y horrible. Porque es fácil imaginar el temblor de la piel pálida, translúcida, de Zara. Porque es fácil sentir el olor a cebolla que inunda la ropa y la casa de Aliide, uno de esos personajes que tienen tanta fuerza que es imposible olvidar, y un escalofrío recorre tu espalda cada vez que piensas en ella, para llegar al espacio de la memoria donde conviven los grandes personajes femeninos de la literatura, donde conviven Emma Bovary y Clara del Valle y Desideria Oliván. Porque es fácil odiarlas, a ambas, a Aliide y a Zara, por venderse, por vender su alma y vender su cuerpo. Y de repente sabes que no, que no puedes odiarlas. Más bien todo lo contrario, las comprendes y una compasión se apodera de ti. Y la admiración por la autora brilla, brilla como sólo puede brillar la admiración por alguien que ha escrito una novela con pulso firme.
Purga no es sólo la historia de dos mujeres. No, es también un
recorrido por la Historia de Estonia. Un documento imprescindible para
entender a nuestros vecinos del Este, para entender esa Europa que dejó
de ser, un pueblo al que robaron la identidad durante medio siglo y
nadie hizo nada por impedirlo. Tan sólo le pondré un "pero": en las
páginas finales la autora incluye unos informes que, a mi parecer, eran
innecesarios. Porque todo lo que se dice y todo lo que se calla es más
que suficiente para entender.
En definitiva, una novela imprescindible, que se pega al estómago. Es
una novela dura y demoledora, que a veces cuesta seguir leyendo, pero a
la vez atemporal y universal, porque no sólo trata del pasado reciente
de Estonia, sino también de las razones para buscar un futuro mejor,
para darle forma a los sueños, aunque el camino escogido para llegar a
ese sueño sea mezquino y reprobable moralmente. Totalmente
recomendable.
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