Casi un millar de amenazadas cuentan con un teléfono móvil especial que permite conectar directamente con la Policía en caso de emergencia
Cuando una mujer se enamora, cree que es para toda la vida.
Las primeras citas, los nervios en el estómago, un beso apasionado en
un rincón… Y así, poco a poco, la relación se va consolidando. Luego, en
algunas ocasiones, aparecen pequeños detalles que ella pasa
inadvertidos o que prefiere ignorar porque no puede entender que su
pareja, que tanto le ama, le trate de esa manera: gestos extremadamente
airados, gritos, insultos, amenazas... Hasta que un buen día el hombre
decide levantar la mano y empieza el calvario. Hasta que el novio, la
pareja, el marido, se convierte en un peligro. En un peligro real para
su vida. Y tiene que protegerse de él.
La Ertzaintza escolta a 38 mujeres en Euskadi, según datos
oficiales del Departamento de Seguridad. Son víctimas de la violencia de
género cuya supervivencia presenta un nivel alto de riesgo ante la
posibilidad de que sus 'ex' quieran exterminarlas. Salen de casa con
guardaespaldas ya sea para realizar la compra, llevar los niños al
colegio, ir al trabajo o dar un paseo con los amigos. Otras 72 cuentan
con contravigilancia: uno o varios policías controlan los alrededores de
sus domicilio y, en ocasiones, las siguen a cierta distancia para
prevenir una eventual agresión.
Pese a las medidas de protección puestas en marcha, cuatro
mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas sentimentales. Ya
suman 18 en toda España en lo que va de año. Andina, de 35 años, fue
asesinada en Mungia por su excompañero después de que ella pusiera fin a
la relación y se convertía así en la primera víctima de violencia
machista en el País Vasco en este 2014. Andina no había denunciado a su
agresor. Las cuatro parejas anteriores de él sí lo habían hecho.
El País Vasco es la comunidad con la tasa más baja de
denuncias por violencia de género. Según el Consejo General del Poder
Judicial, registra 67 casos por cada 100.000 mujeres, menos de la mitad
que la media estatal, que se sitúa en 155.
Expediente de seguimiento
La Ertzaintza presta ayuda o alguna medida de protección a
4.614 mujeres por violencia doméstica o de género. Esto no significa que
todas ellas hayan formulado algún tipo de denuncia contra su agresor.
Cada vez que la Policía autonómica tiene conocimiento de un incidente,
abre un expediente de seguimiento sobre el caso, pero no siempre estas
medidas “a priori” son suficientes.
Cuando la Ertzaintza recibe un expediente, valora el nivel
de riesgo de la posible víctima. De los 4.614 casos existentes a día de
hoy, el 72% tiene un nivel de riesgo clasificado como básico, el 20,5%
moderado, el 6% alto, y el 1,5% restante, especial.
Entre las medidas de seguridad adoptadas para proteger a la
víctima, la primera es el visionado de un vídeo de autoprotección que
recoge consejos prácticos a seguir. Además, el agente asignado al caso
ayuda a la mujer a interiorizar las pautas a seguir y posteriormente,
mantiene un contacto telefónico con ella para interesarse por su caso.
Protección por teléfono
El teléfono 'Bortxa' es otra de las opciones que se ofrece a
las víctimas. Se trata de un dispositivo móvil que permite conectar
directamente con la Ertzaintza en caso de emergencia. Las mujeres que
aceptan este aparato cuentan entre otros servicios con atención
psicológica durante 24 horas.
Tras el fin de la amenaza terrorista de ETA, la inmensa
mayoría de los cargos públicos que eran escoltados han dejado de contar
con guardaespaldas. Los ertzainas dedicados anteriormente a ese servicio
pueden ser reconducidos hacía nuevas tareas, como la protección de
mujeres maltratadas. A las víctimas que sufran un alto nivel de acoso
por parte de su maltratador se les ofrece la posibilidad de tener un
escolta a su cuidado que incluso le acompañará en los desplazamientos a
los juzgados en los días de juicio.
En el País Vasco 38 mujeres disponen de escolta (20 en
Bizkaia, 12 en Gipuzkoa y 6 en Álava), 72 tienen activada la tarea de
contravigilancias, 970 cuentan con el teléfono Bortxa y 27 de una orden o
pena de alejamiento controlada mediante pulsera electrónica (colocada
al agresor).
Cuando una mujer se enamora, cree que es para toda la vida.
Las primeras citas, los nervios en el estómago, un beso apasionado en
un rincón… Y así, poco a poco, la relación se va consolidando. Luego, en
algunas ocasiones, aparecen pequeños detalles que ella pasa
inadvertidos o que prefiere ignorar porque no puede entender que su
pareja, que tanto le ama, le trate de esa manera: gestos extremadamente
airados, gritos, insultos, amenazas... Hasta que un buen día el hombre
decide levantar la mano y empieza el calvario. Hasta que el novio, la
pareja, el marido, se convierte en un peligro. En un peligro real para
su vida. Y tiene que protegerse de él.
La Ertzaintza escolta a 38 mujeres en Euskadi, según datos
oficiales del Departamento de Seguridad. Son víctimas de la violencia de
género cuya supervivencia presenta un nivel alto de riesgo ante la
posibilidad de que sus 'ex' quieran exterminarlas. Salen de casa con
guardaespaldas ya sea para realizar la compra, llevar los niños al
colegio, ir al trabajo o dar un paseo con los amigos. Otras 72 cuentan
con contravigilancia: uno o varios policías controlan los alrededores de
sus domicilio y, en ocasiones, las siguen a cierta distancia para
prevenir una eventual agresión.
Pese a las medidas de protección puestas en marcha, cuatro
mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas sentimentales. Ya
suman 18 en toda España en lo que va de año. Andina, de 35 años, fue
asesinada en Mungia por su excompañero después de que ella pusiera fin a
la relación y se convertía así en la primera víctima de violencia
machista en el País Vasco en este 2014. Andina no había denunciado a su
agresor. Las cuatro parejas anteriores de él sí lo habían hecho.
El País Vasco es la comunidad con la tasa más baja de
denuncias por violencia de género. Según el Consejo General del Poder
Judicial, registra 67 casos por cada 100.000 mujeres, menos de la mitad
que la media estatal, que se sitúa en 155.
Expediente de seguimiento
La Ertzaintza presta ayuda o alguna medida de protección a
4.614 mujeres por violencia doméstica o de género. Esto no significa que
todas ellas hayan formulado algún tipo de denuncia contra su agresor.
Cada vez que la Policía autonómica tiene conocimiento de un incidente,
abre un expediente de seguimiento sobre el caso, pero no siempre estas
medidas “a priori” son suficientes.
Cuando la Ertzaintza recibe un expediente, valora el nivel
de riesgo de la posible víctima. De los 4.614 casos existentes a día de
hoy, el 72% tiene un nivel de riesgo clasificado como básico, el 20,5%
moderado, el 6% alto, y el 1,5% restante, especial.
Entre las medidas de seguridad adoptadas para proteger a la
víctima, la primera es el visionado de un vídeo de autoprotección que
recoge consejos prácticos a seguir. Además, el agente asignado al caso
ayuda a la mujer a interiorizar las pautas a seguir y posteriormente,
mantiene un contacto telefónico con ella para interesarse por su caso.
Protección por teléfono
El teléfono 'Bortxa' es otra de las opciones que se ofrece a
las víctimas. Se trata de un dispositivo móvil que permite conectar
directamente con la Ertzaintza en caso de emergencia. Las mujeres que
aceptan este aparato cuentan entre otros servicios con atención
psicológica durante 24 horas.
Tras el fin de la amenaza terrorista de ETA, la inmensa
mayoría de los cargos públicos que eran escoltados han dejado de contar
con guardaespaldas. Los ertzainas dedicados anteriormente a ese servicio
pueden ser reconducidos hacía nuevas tareas, como la protección de
mujeres maltratadas. A las víctimas que sufran un alto nivel de acoso
por parte de su maltratador se les ofrece la posibilidad de tener un
escolta a su cuidado que incluso le acompañará en los desplazamientos a
los juzgados en los días de juicio.
En el País Vasco 38 mujeres disponen de escolta (20 en
Bizkaia, 12 en Gipuzkoa y 6 en Álava), 72 tienen activada la tarea de
contravigilancias, 970 cuentan con el teléfono Bortxa y 27 de una orden o
pena de alejamiento controlada mediante pulsera electrónica (colocada
al agresor).
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