lunes, 11 de julio de 2011

Desterrado del pueblo por maltratar y acosar a su exmujer

Un juez de Salamanca impide al individuo pisar la localidad, de 200 habitantes, durante cinco años
Un juzgado de Salamanca ha tenido claro que, para evitar males mayores, lo mejor era desterrar durante cinco años a un vecino de Serradilla del Arroyo, pueblo de 200 habitantes, tras constatar el continuo acoso y malos tratos a los que sometía a su exmujer. Los residentes, que prefieren mantener el anonimato, entienden que es una buena solución, ya que en los últimos tres años el individuo había protagonizado varias escenas violentas en el entorno de su ya expareja y su hija.
En una ocasión, el agresor, de 46 años, llegó a perseguir 8 kilómetros al coche de su antigua mujer por la carretera entre Serradilla del Arroyo y Ciudad Rodrigo. Ocurrió en julio de 2008, cuando sobre este hombre ya pesaba una orden de alejamiento. Cruzó su automóvil en mitad de la carretera para bloquear el paso a su expareja, la obligó a bajarse de su turismo, y la agredió delante de su hija y de una amiga, motivo por el que fue detenido y condenado.
El 25 de septiembre de 2010 no se le ocurrió mejor cosa que prender fuego a un local que compartía con su exmujer y, más tarde, en febrero de este año, destrozó a hachazos la vivienda que también tenía en propiedad con la víctima y, posteriormente, la quemó. Por estos últimos hechos, el Juzgado de Guardia de Ciudad Rodrigo decidió enviarlo a prisión, dados los antecedentes que pesaban sobre él.
Ahora, el acusado saldrá de la cárcel tras permanecer en la prisión salmantina de Topas desde el pasado 12 de febrero -apenas cinco meses-, pero tendrá que cumplir una condena ejemplar: ha sido desterrado y no podrá ir al pueblo donde vive su mujer, su hija y la familia de ésta durante cinco años. Mientras tanto, tendrá que someterse a unas medidas de seguimiento y a un tratamiento específico para maltratadores durante dos años.
Tras conocer la sentencia, las gentes de este pueblo de la Sierra de Francia salmantina entienden que «volverá la calma».

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