viernes, 17 de febrero de 2012

Las deportistas como reclamo sexual

En el imaginario colectivo sigue vivo el viejo mandato cultural por el que se controla a las mujeres a través del control de sus cuerpos. Las sociedades democráticas, las más libres e igualitarias han encontrado una manera sibilina de hacerlo: inducir a las mujeres a cultivar un modelo corporal y estético haciéndolas creer que lo han decidido ellas.
Los medios de comunicación nos inoculan la idea de que el mayor valor de la mujer es su apariencia física, su belleza, sus medidas, su femenina forma de vestir. Como consecuencia, se va arraigando la convicción de que el deber de ser mujer es mostrarse sexualmente apetecible, para lo que es imprescindible seguir los dictámenes de una moda cada vez más misógina y perniciosa.
La creciente sexualización de los cuerpos, también se está imponiendo en los espacios deportivos. El último episodio lo ha protagonizado Diana Taurasi, que durante la Euroliga Femenina de Baloncesto, está siendo sancionada con multas económicas, que podrían llegar a los 36.000 euros. Su delito es negarse a usar la vestimenta impuesta por la FIBA, que les obliga a llevar ropa que ciñe las curvas de su cuerpo, al objeto de hacer más 'atractivo' el deporte de mujeres. ¿Qué tipo de atractivo y para quién? ¿Podemos imaginar que Cristiano Ronaldo fuera sancionado por negarse a jugar con un mono que 'marcara paquete', con la pretensión de aumentar la afición al fútbol de las mujeres?
La de baloncesto no es la única federación que ha impuesto ropa sexista a sus jugadoras, hay un contagio del que no parece librarse ningún deporte; se lleva la palma el voleibol, que obliga a sus jugadoras a vestir unas mínimas bragas y un top tan pequeño que corren el riesgo de que se les salga un pecho al hacer un remate. Con el burdo pretexto de ganar audiencia, se está reduciendo a las deportistas a la categoría de carne vendible.
En el caso de Taurasi, hay que lamentar que, tras ser sancionada, ha quedado prácticamente sola. Soy consciente de que no corren buenos tiempos para la solidaridad ni para la defensa de los derechos básicos. También sé que el deporte no destaca por su estructura democrática y dialogante, aún así, espero que con el paso de los días, esta reivindicación a favor de la dignificación del deporte sea apoyada y secundada ampliamente, como ya lo han hecho Público.com y los blogs de Cristina Gallo, de El Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid y de As.com.
Me gustaría saber qué piensan las jugadoras de baloncesto y otras deportistas. Es seguro que querrán ser valoradas por la actividad que realizan, por su profesionalidad, pero, ¿qué sienten ante episodios de semejante gravedad? Ellas, en general, no hablan y cuando lo hacen es para decir que nunca han sido discriminadas. Posiblemente lo vivan así, ya que la injusticia en el mundo deportivo está tan normalizada que, después de llevar años inmersas en semejante macrosistema, es difícil encontrar motivos para cuestionar que su funcionamiento sea correcto.
Las deportistas de élite llevan décadas padeciendo problemas a los que las instituciones competentes no quieren poner remedio. Y créanme, muchas soluciones están en los documentos internacionales que orientan las buenas prácticas en el deporte, pero, no están sobre la mesa de las federaciones, quizá han acabado en la papelera o estén en el último cajón. La desfachatez llega hasta el punto de seguir inventando estrategias para ningunear los logros de las deportistas, en el caso que nos ocupa, someterlas a la humillación de verse expuestas como objetos de deseo.
Por lo tanto, es ingenuo esperar respuestas adecuadas por parte de las instituciones deportivas. De momento, el camino más corto y eficaz para que las deportistas encuentren una salida a su situación de desprotección es la formación y la asociación. Llevamos años celebrando congresos y jornadas acerca del tema 'Mujer y deporte' y no avanzamos. Eso sí, a las personas interesadas en que este asunto evolucione, nos tienen entretenidas. Si el objetivo es marear la perdiz, sigamos repitiendo, por enésima vez, la mesa redonda donde las deportistas participan obnubiladas por el espejismo de la igualdad. Si realmente se quieren dar pasos adelante, se deberían invertir los recursos destinados a dicho tema en darles una formación seria acerca de la actividad físico-deportiva desde la perspectiva de género.
Las mujeres que eligen como estilo de vida ser deportistas profesionales deben aprender a exigir sus derechos, a abrirse camino al igual que lo han hecho otras mujeres en espacios androcéntricos a ultranza, como la economía o la tecnociencia; deben tomar conciencia de que todo espacio público ha estado vetado a las mujeres, pero ellas se han abierto hueco y han hecho oír sus voces.
No nos dejemos engañar con aquello de que necesitamos tiempo, pues, el paso del tiempo sin la intervención adecuada no arregla nada. Los que ponen obstáculos a la Igualdad de la Mujer en el Deporte tienen nombres y apellidos: Patrick Baumann (secretario general de la FIBA) y los demás directivos de la élite deportiva, a los que Stieg Larsson catalogaría como hombres que no aman a las mujeres.
30.01.12 - 03:42 -MATILDE FONTECHA MIRANDA | PROFESORA DE LA UPV/EHU
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